Reseña por Jimena COLUNGA GASCÓN
“Es una historia de dignidad humana”. - Ludovic Bonleux, Director de Guerrero
Estaba en la preparatoria cuando la maestra Conchita, la de sociología, nos presentó una serie de documentales sobre el conflicto en Chiapas, durante el estallido del EZLN en el 94. Gente corriendo, gente disparando, gente cayendo sin vida, polvo, ruido, destrucción… fue la primera vez que entendí que en México había guerra, todavía la hay.
Hace un par de años caminando por la Nápoles, me topé con una escena que, de tan silenciosa, era muy impactante: una bolsa grande, de mujer, tirada en la banqueta, con todas las cosas regadas, zapatos, el desodorante, un brassiere, objetos personales diversos. Me le quedé viendo como por diez minutos tratando de imaginarme la historia detrás de ese abandono, ninguna chica deja sus cosas así voluntariamente en la calle. ¿Qué le había pasado a esa chica?
Cuando se trata de cine mexicano, soy de las primeras que argumenta la falta de historias mexicanas que no vayan en el sentido de la violencia: harta de narcos, de pobreza, de violencia, etc., porque aparte de esa, hay otras realidades mucho más amables, mucho más esperanzadoras, dignas de contarse también. Sin embargo, la realidad de la que habla el documental “Guerrero”, es una brutal que sigue sucediendo al día de hoy, en este momento.
Dirigida por el francés Ludovic Bonleux, Guerrero habla sobre el conflicto magisterial, la policía comunitaria y, especialmente, de los desaparecidos. Resulta que la gente en Guerrero no desaparece sólo a partir de Ayotzinapa sino que por razones que todavía no están claras, hace décadas que se encuentran cuerpos en fosas clandestinas de personas cuyo último destino es totalmente desconocido. En el marco de las elecciones en Tlapa, conocemos a tres personajes para apenas medio entender el nivel del conflicto en Guerrero: Coni, una activista de 50 años cuyos antecedentes familiares la hacen apasionada de la causa; Mario, quien organiza grupos de voluntarios para la búsqueda de cuerpos en fosas clandestinas impulsado, principalmente, por la posibilidad de encontrar a su hermano desaparecido hace ya varios años; y Juan, un joven maestro que ha tomado la decisión de unirse a la “revolución” por Guerrero.
Procesando video...
Guerrero se filmó durante dos años entre 2014 y 2016. Ludovic, el director, había pasado para entonces más de diez años trabajando con la comunidad cuando se encontró con Bambú Audiovisual, quienes llevaron a cabo la producción coordinando cuatro unidades filmando simultáneamente en los distintos puntos de la historia. La factura es de muy alto nivel y el lenguaje documental habla de un expertisse solamente curado con años de experiencia. Sin embargo, esta película es de esas en las que la historia es tan poderosa, que poco se puede fijar uno en rigurosidades técnicas.
Las policías comunitarias han surgido como una respuesta de los pueblos a una “nueva” realidad secuestrada por la violencia, en un acto de franca rebeldía contra las policías oficiales que, en muchos casos, simplemente no hacen nada. “No tenemos dinero, pero tenemos riqueza de conciencia”, asegura Juan cuya progresión en la película es de las más interesantes. El terror de las prendas encontradas en el cerro como una posible fosa es inimaginable, se habla del olor, de los huesos encontrados. Estos comités voluntarios invierten sus fines de semana en la búsqueda de restos humanos, mientras muchos otros siguen durmiendo la cruda. Es hasta una necesidad aprenderse cuántos huesos tenemos en el cuerpo y de qué tipo. Niños viendo huesos, niños en medio del conflicto, niños armados… chingado.
Los enfrentamientos “armados” son cotidianos para los habitantes de esta región, quienes, sin importar sexo, edad, condición ni ninguna otra cosa, se disponen a tomar piedras y palos contra la policía por la que no sienten ningún respeto, y, al contrario, es muchas veces, el enemigo a vencer. Documentar con altísima calidad cinematográfica un incidente de ese tipo resulta en un episodio impactante en la historia, en el que toman prisionero a un policía y lo llevan al frente, con la cabeza llena de sangre cubierta, como una especia de advertencia. Llena el corazón de profunda tristeza observar mexicanos apedreando a otros mexicanos, por otros mexicanos que ni lo ven ni les importa. Convencer a la comunidad de que se una a una lucha que los expone también a la violencia es complicado, porque, ¿quién quiere en realidad participar en la guerra?Lejos de lo que pudiera pensarse, los miembros de esta comunidad no son estúpidos ni cobardes, pero sí les falta formación: actúan sin conocimiento, con la tripa. Acciones de este tipo, lleva irremediablemente hacia la discordia entre los grupos contestatarios, entre los organismos fuera del gobierno. Durante otro episodio armado, un personaje que se nos presenta desde el principio de la película, muere frente a nuestros ojos.
De tan bien hecha, es una película terrible. Es una historia desgarradora, es una historia que te saca las lágrimas en varios momentos. Los familiares de los desaparecidos consideran un “milagro” encontrar los restos de su ser querido, porque la certeza alivia. Los personajes se cuestionan en todo momento si ese nivel de horror vale la pena continuar con la lucha. El problema es contra ese gobierno, ciego, sordo y mudo ante el grito desesperado de quienes sólo desean vivir en paz en su casa con su familia entera. Es francamente ofensivo el mensaje presidencial después de las elecciones en el que se felicita a la ciudadanía por haber llevado el proceso “en paz”. Es falta absoluta de empatía, no podría importarnos menos cómo vive el otro, las “autoridades” no conocen a sus pueblos ni les importa, esas autoridades que, se supone, tienen que velar por nuestra seguridad y nuestro bienestar.
De tan bien hecha, es una película terrible. Es una historia desgarradora, es una historia que te saca las lágrimas en varios momentos. Los familiares de los desaparecidos consideran un “milagro” encontrar los restos de su ser querido, porque la certeza alivia. Los personajes se cuestionan en todo momento si ese nivel de horror vale la pena continuar con la lucha. El problema es contra ese gobierno, ciego, sordo y mudo ante el grito desesperado de quienes sólo desean vivir en paz en su casa con su familia entera. Es francamente ofensivo el mensaje presidencial después de las elecciones en el que se felicita a la ciudadanía por haber llevado el proceso “en paz”. Es falta absoluta de empatía, no podría importarnos menos cómo vive el otro, las “autoridades” no conocen a sus pueblos ni les importa, esas autoridades que, se supone, tienen que velar por nuestra seguridad y nuestro bienestar.
La sensación de desconsuelo al final de la película es inevitable, así como hacerse la pregunta “Y yo, ¿qué puedo hacer?”. No sé qué hacer, no sé cómo ayudar, no tengo nada que darle a esa gente, más que escribir acerca de lo que pasa desde mi teclado. No le saquen, amigos, es necesaria esta dosis de realidad.
Películas como esta y como “Ayotzinapa en mí”, del puertorriqueño, Tito Román Rivera, nos hacen cuestionarnos por qué son cineastas extranjeros los interesados en desarrollar estos temas, tal vez porque, precisamente, no son mexicanos y porque procuran los recursos necesarios para hablar de esos temas.
Guerrero, al final, está llena de preguntas más que de respuestas: ¿por qué se violentan las comunidades?, ¿por qué se violentan las “autoridades” ?, ¿por qué desaparece la gente?, ¿por qué la guerra? No estamos listos para la guerra, mis amigos, y aun así, es la realidad de todos los días para mucha gente en este país.
“Ambulante presenta” será el organismo con la misión de distribución de esta película. En conferencia de prensa, el productor y el director reconocieron que las mayores posibilidades de exhibición se encuentran en los festivales, en los circuitos independientes y en Internet. Durante la misma conferencia, estuvieron presentes la Subdirectora de Programas de Amnistía Internacional, Raquel Aguilera y el Coordinador de la Unidad Legal y de Análisis de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidad, Alan García. Ambos organismos coincidieron en que la contribución de la ciudadanía de a pie en esto conflictos se tiene que orientar hacia la visibilización del tema, tomar consciencia, empatía y solidaridad y unirse a la acción de la exigencia de justicia a las autoridades competentes. Como ejercicio, vayan a ver esta película.
El documental se estrena oficialmente el 29 de Junio y saldrá con 50 copias en sedes como la Cineteca Nacional, Cinema IFAL, la Casa del Cine MX y el Cine Tonalá. Por favor, vayan a visitar los sitios de Internet de Ambulante, Amnistía Internacional y Naciones Unidas para enterarse de este y otros temas que nos interesan a todos.