Un Verano de aquellos que nunca vivimos, porque nuestra época y ubicación geográfica fue distinta, tuvimos lo mejor de dos bloques políticos pero ¿Qué pasaba en el lado soviético? Sabemos que el verano en tierras norte americanas es más cálido, playas y rock & roll salvaje, del estereotipo de Sexo, Drogas & Roll, pero ¿nunca te has preguntado como era el verano de un joven rojo?
Leto en la traducción correcta es verano, una palabra que desde el principio, te pone a reflexionar del momento en que se sitúa la cinta del director Kirill Serebrennikov, a finales de los 80´s en un bloque muy apático con la juventud y en el aspecto social, muy conformista. Desde adultos criticando la vestimenta punk y el peinado, hasta situaciones de diversión (o por lo menos lo que se considera en un concierto), obligando a los jóvenes a permanecer sentados en una butaca sin alguna expresión corporal o de pancartas como expresión; sí, como ir a un show de una banda de punk en el metropólitan sin pararte o gritar.
En los ochenta todo era diferente, los adultos criticando el nuevo estereotipo punk obviamente influenciado por los ingleses y algunos exponentes de Estados Unidos, algo esencial que se sabe adaptar en la cinta, metiendo referencias sublimes como Blondie, Bowie y hasta los Beatles, cultura básica de la música moderna. Incluso hay una escena donde nuestros protagonistas recrean en fotos las portadas más emblemáticas de la música como lo fueron “Rubber Soul” de los Beatles o “My Generation” de los Who. Y hablando de los protagonistas, contar rápido quienes son: Roma Zver, estelarizando el papel de un músico de punk-rock ajustándose al sistema de tocar bajo normas de un teatro, ególatra, narcisista, una mente criminal del género pero demasiado humilde, que tiene un gran desarrollo en la cinta y muestra la parte más pudiente de sí misma, hasta el momento más duro y frío de su alma, él es Mike; Natashia, personalizada por Irina Starshenbau, nuestra mujer encargada de soportar y tolerara a Mike, el soporte emocional d ellos hombres, la que quiere aprender de ellos y al mismo tiempo, ser valorada, sí, ella es un conflicto emocional. En una unión de países social-comunistas, pareciera que la inclusión interracial no era aceptada, pero este personaje logró salirse con la suya al no ser criticado por su nacionalidad sino por su arrogancia y su enorme talento para las letras, él llega a ser un gran amigo de los otros dos personajes y parte vital de la historia, su nombre en la historia es Viktor, en la vida real es Teo Yoo.
La cinta cuenta de casi todos los formatos de cine que hemos visto antes, pero logra unificarlos en una especie de popurrí sin sobre carga de contenido, al principio pareciera que es un documental, al usar una cámara de vídeo vintage que narra la historia de nuestros protagonistas y un primer acercamiento d ellos 3 personajes. También, utilizando de manera en parodia pero haciendo sublime, musicales de canciones súper adecuadas a las situaciones que te adentrar a la sensación y emoción de cada personaje, como en el caso de “Psycho Killer” de los Talking Heads cantada en una secuencia de tranvía, punks contra una sociedad que juzga la vestimenta, una persecución emocional y de fondo, los usuarios repitiendo el coro; lo mismo sucede con Iggy Pop y su tema “Passengers” en donde se puede asemejar a un 500 days of Summer, pero eso sí, si no eres fan de los musicales, no te preocupes, esto no excede en su contenido y agarran otros temas como Lou Reed y Bowie. En cuestión técnica d el a cámara, usa el formato blanco y negro, monocromático pues, pero hace otros juegos que tienes que verlos por ti mismo, haciendo que este formato se vea tan actual y a color como una retrospectiva hacia el pasado, a pesar de que sea el presente. Muy buena foto e iluminación, por ende, la paleta de colores no se perjudica. También hay animaciones dentro de la cinta que saben donde colocarse y dar un sentido de viaje a la escena.
Sin duda, esta pudo ser la misma reacción cuando entendí sin elocuencia Transpoiting por primera vez, o después de saber quiénes fueron los Joy Division y entender emocionalmente “Control”. Aunque no es muy comercial esta cinta, por fin llega a nuestras salas nacionales, y es una joya entre las historias de ficción musicalmente hablando, claro, meter una situación social, política y musical fuera de nuestros estereotipos gringos, aporta mucho a nuestro legado cultural, además que es una retrospectiva desde una vista oriental y no occidental, ningún director canadiense, inglés o americano pudo ejecutar a la perfección o adaptar este guion.
De ley, tienes que verla, hasta ahora sabemos que estará disponibles en salas de arte de Cinépolis Distribución, no sabemos cuanto tiempo estará en cartelera, pero lo que, si te podemos decir, te arrepentirás si escuchas hablar de ella y no estás tú para vivir la experiencia. Por cierto, antes de terminar, la banda de Mike se llama Zoopark, y la de Viktor es una contradicción tan exquisita, al ser un grupo joven con sueños y anhelos de tocar, pero no encontrar un nombre adecuado, la cinta cae en ratos de comedia sin ser forzadas pero adaptándose a la situación. Por último, te recomendamos que escuches el soundtrack en Spotify, te dejamos el link abajo, aunque esté en ruso, lo amarás.