Por Allan Márquez

El pasado jueves tuvo su presentación la nueva película de Daniel Auteul, llamada “Enamorando a mi mujer”, la cual es protagonizada por John Sehil, Gérard De Pardieu y Adriana Ugarte. La cinta cuenta la historia de Daniel (John Sehil), un editor veterano que se “enamora” de la nueva novia de su mejor amigo Patrick (De Pardieu). Daniel invita a Patrick y a su nueva pareja Emma a cenar a su casa, durante toda la cena Daniel comienza a tener todo tipo de fantasías con Emma mientras sucede la velada, lo cual provoca que Daniel se fugue de la realidad ficcicional que ocurre dentro de la pantalla para ir a su propia ficcionalidad/realidad en su mente.

La historia es una comedia romántica contada desde la estructura posmoderna, ya que no obedece al canon clásico de la realización cinematográfica, y va mostrando al espectador la mente deseosa de Daniel al introducirlo en cada una de las metaficciones plasmadas en la pantalla. La ficción plasmada en la realidad per se de la historia es alterada por una ficción que va más allá, en la imaginación de Daniel, cada momento escénico de la trama es bien ejecutada, el espectador como buen vouyerista puede ver y empatizar con las peripecias de Daniel, a las cuales no están invitados directamente Patrick e Isabell (su esposa), quien además era la mejor amiga de la ex de Patrick y que ha aceptado realizar la cena debido a su propia mente traicionera y el miedo de perder a Daniel, sin imaginarse que Emma pudiera atraer en ella tanta inseguridad, la cual va acompañada de toda la sarta de alucinaciones sexuales y eróticas que tiene Daniel con la actual pareja de Patrick.

A partir de la llegada de Emma al mundo de Daniel, este emprenderá un viaje completo, tendrá toda una odisea heroica que partirá desde su lugar de origen, habrá traición, amor y resurrección. El héroe volverá victorioso a su lugar de origen. Este viaje permite al espectador ser parte de un juego constante con la situación dramática de la historia y lo sumerge en un análisis interno del aquí y ahora.

En poco más de 80 minutos el espectador puede constatar los miedos internos de Daniel, así como el deseo que tiene por llevar acabo la vida que tiene Patrick, aunque esta sea de manera superficial. Sin embargo, esta aparente superficialidad de deseo y envidia de la vida del otro logra poner en perspectiva a Daniel con sus propios impulsos y el amor. El espectador también se puede percatar del apego y deseo superfluo y lo que estos pueden ocasionar más allá de una felicidad permanente o un arrepentimiento atroz.

Enamorando a mi esposa permite involucrarnos en emociones cotidianas, en crisis de edad y en la superficialidad del deseo del cuerpo como objeto y lo que puede ocurrir con los juegos y fantasías mentales.