La década de los 80´s y el misterio de por qué su música es tan gloriosa. Atrapados tras nuestro propio reflejo en una pantalla o por la luz cegadora de la misma, nos hemos perdido un poco, somos la generación de la rebelión en las redes sociales, los que se inconforman con un “me enoja” y quieren cambiar el mundo con un “share”, así es la evolución en el sistema social del 2019.
¿Deberíamos regresar al pasado? ¿Seríamos capaces de hacerlo o sólo avergonzaríamos a los verdaderos punks? Gran parte de nuestra generación evoca aquellos momentos de la historia donde la música poseía a las personas y se hacía lo inimaginable, como aquellas presentaciones de The Jesus and the Mary Chain que eran catalogadas incluso como disturbios por la intensidad de las mismas.
Es el año de 1984 en Escocia, dos hermanos deciden empezar a hacer música, así nace esta banda, despreocupada por la gente y apasionada por la música. Por algo se convirtieron en precursores del Shoegaze, estilo de música que se caracterizó porque los integrantes de las bandas tocaban mirando al suelo y evitaban el contacto visual con el público. Y es que una de las especialidades de Jim y William Reid era justamente ignorar a su público, en sus inicios, con audiencias pequeñas y en presentaciones que llegaron a tener 10 minutos se veía a los hermanos tocar de espaldas al público, vaya shows legendarios de la escena independiente de la época.
Psichocandy, su álbum de 1985, los volvió populares. El famoso tema “Just like honey” forma parte de este material, pero ni el creciente éxito logró que los Reid se comportaran, pues su carrera fue un constante exceso, siempre en polémicas y en situaciones que salían de lo políticamente correcto y las buenas costumbres. Eso no les quitó la posibilidad de vivir los placeres de la gloria en breve tiempo, y sus álbumes lo avalan: Darklands de 1987, Barbed Wire Kissed de 1988, Automatic de 1989, Honey´s dead de 1992, Stoned and Dethroned de 1994 y Munki de 1998.
Para esta época la relación entre los integrantes ya estaba muy desgastada, por lo que decidieron darse un tiempo, tanto Jim como William empezaron nuevos proyectos, y fue hasta el año 2007 que se reunieron para presentarse en Coachella. Tal parece que ese reencuentro fue mejor de lo esperado, y aunque con un poco más de espera en 2017 Damage and Joy vio la luz.
The Jesus and Mary Chain son parte de la historia musical, de lo que el rock representa, y por qué no, de ayudar formar el estereotipo rockero de bad boys.
Definitivamente un imperdible para este 2019 será su presentación en El Plaza Condesa el próximo 04 de julio, los boletos los pueden adquirir en la taquilla o a través del sistema ticketmaster:
General $650
Balcón $890
Palco $750
Salas $750
Discapacitados $650